martes, 30 de septiembre de 2014

Voy casi por mi tercer mes. Las cosas han estado bien en cuanto a la ansiedad de poder intoxicarme con algo. Las cosas van mal en mis emociones, pero con o sin alcohol, mis emociones no habían estado estables hace tiempo.

Vivo con él, con quién elegí estar de manera apresurada, en una necesidad de compañía, de comprensión, de sacrificio, y también económica.

Hace esfuerzos por complacerme, todo el mundo dice que es una buena persona, yo lo sé, sé lo que vale alguien así allá afuera, en la soledad absoluta, en la miseria del desamor; sin embargo, mi corazón no puede entregarse por completo, sigue siendo el maldito viejo arisco de hace años, el insaciable, el exigente, aquél que no es feliz si no encuentra conflicto.

Mientras tanto mi pasado se ha seguido haciendo presente; en mis fantasías, en flashbacks constantes, sueños mientras me encuentro despierto.

Veo sus fotos, la tristeza que sigue proyectando en ellas, y espero esa tristeza sea por mi, me sea dedicada cada una de sus lágrimas, porque yo también estoy triste por él; porque yo también quisiera que las cosas fueran diferentes, porque quisiera regresar el tiempo, y que aquel sábado nunca hubiese existido.

La medicina que tomé para olvidar no está funcionando, y me complica más la vida, me complica las cosas, a su vez yo se las complico a alguien inocente, y todo el presente de repente no tiene valor.

Quiero concentrarme en nuevos proyectos, quiero poder demostrarme que soy fuerte. Quiero que salga de mi corazón.... ¿En verdad eso quiero? ¿Porqué lo aprisiono entonces y lo entierro y lo cubro con falsas realidades?